miércoles, 21 de septiembre de 2011

Infusión Irish Blend - Cuento "Road story"

Infusión Irish Blend.
Es un té negro fuerte e intenso compuesto por una selección de tés del valle de Assam. De sabor mineralizado y de paladar astringente. Color castaño y aroma seco, algo amaderado. Se recomienda consumir en el desayuno.

Voy camino a casa. Conduzco por carreteras que no conozco. Anochece. No sé de dónde vengo. No recuerdo nada. De hecho, sé que voy a casa pero no sé dónde está. Confío en que mi instinto me guíe al volante de este coche que ni siquiera es mío. Tampoco reconozco la ropa que llevo puesta. Y es que, de repente, como tras un fogonazo, he tenido conciencia de que estoy aquí, conduciendo un coche ajeno desde hace no sé cuántas horas, sin un antes y con un hipotético después. Y sólo puedo suponer que llevo horas así porque estoy muy cansada, tengo hambre y sed y necesito ya mismo ir al servicio o reviento. Me busco en el espejo retrovisor. Un escalofrío me sacude el cuerpo hasta provocarme náuseas. Doy un volantazo y me salgo de la carretera. Freno en seco. Me he meado encima. Con respiración agitada y al borde del pánico vuelvo a mirarme y veo un rostro que no reconozco. ¡Ésa tampoco es mi cara! Me lo repito varias veces para poder creérmelo: esa no soy yo, no es mi cara, dios mío, no es mi cara. ¿Qué me ha pasado? ¿Quién es esa mujer que piensa con mi cerebro? ¿O es otra mente la que ha invadido mi cuerpo? Ya no sé si soy ese rostro perplejo o soy los pensamientos que la observan extrañados. Pero es absurdo intentar responder ahora a esas preguntas. Arranco y vuelvo a la carretera. Sólo me queda la esperanza de llegar de algún modo. Sí, conducir esta cara desconocida, llevarla a casa y quizá entonces entienda algo.


lunes, 5 de septiembre de 2011

Infusión: Té de Lima Japonesa verde - Cuento "El armario"

El té de Lima Japonesa Verde es ligero, fresco y muy digestivo. Es ideal tomarlo en frío. Es un té verde Sencha japonés con arome de lima, piel de limón y margaritas. Su color es amarillo brillante; aroma, cítrico y fresco y su sabor, refrescante y marcadamente cítrico. Puede consumirse a lo largo de todo el día.


El Armario


Corrió la puerta del armario y se abrió paso entre los vestidos, pisando las cajas de zapatos. Se encerró y deseó que pasase algo extraordinario, que se abriera una puerta secreta, que una luz cegadora la transportase a un prado infinitamente verde junto al mar, que lloviera a cántaros, que un río bajo sus pies la arrastrara hacia el mar, que un vendaval le impidiera  pensar, que el mundo frenase en seco y saliera despedida al espacio exterior... Y dejó de gritar. Se hizo daño en la garganta; el grito resonaba en sus oídos.
No pasó nada de todo eso. Se quedó allí, echa un cuatro, entre ropas y cajas. Esperando. Respirando cada vez más tranquila, dejando que el peso de su cuerpo la amoldara al espacio. Cediendo. Abandonándose.
Y se abrió una puertecita en su cabeza por la que se atrevió a mirar y llegó a un prado infinitamente verde junto al mar y de repente se puso a llover, formándose un río bajo sus pies que la llevó hasta el mar y la azotó un viento enérgico que limpió sus pensamientos y sintió que el tiempo se detenía y flotaba entre estrellas y planetas y notas musicales y algoritmos.
            Tras ese momento eterno volvió a su estrecho armario extrañamente renovada. Abrió la puerta y salió con otra mirada en todo su cuerpo. Camina hacia la puerta del dormitorio. Antes de abrirla respira hondo. Por el pasillo oye las risas, los gritos, las carreras, pero ahora lo escucha todo con una sonrisa.

-    “Mami, ¿dónde estabas?
-         “Muy cerquita y a la vez muuuuy lejos”.
-         “¿Estás bien? ¿Sigues enfadada?”
-         “Estoy bien, tranquilos. Es que a veces estoy como en fuera de juego y tengo que parar la jugada para recentrarme”.
-         “Mami, estás loquita”.
-         “Sí, un poco. Venga, dadme un beso, bucaneros”.
-          
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Cuando fue al día siguiente a recogerlos al colegio, otra mamá se le acercó.

            -    “Vaya, te noto cambiada. ¿Has empezado a hacer yoga o pilates?”
-         “No, de momento sólo uso la técnica del armario”.

La otra mamá se calla, desconcertada; no dice nada para ocultar su ignorancia sobre esas técnicas que seguro son  de lo más in.
            Una tercera mamá le guiña un ojo.

-         “No falla, ¿verdad? Y es gratis”.

La dos se ríen. La otra mamá da un respingo y se va.