miércoles, 24 de agosto de 2011

Infusión Recuerdos de Turquía . Cuento "La llamada del moacín"

Recuerdos de Turquía tiene todo el sabor de la típica infusión de manzana que se bebe en Turquía. Es una infusión  sana y natural. Se puede tomar sola o como ingrediente en distintos zumos para preparar bebidas veraniegas. Color amarillo dorado. Aroma a manzana con toques cítricos. Sabor refrescante, a zumo de manzana. Se puede consumir a lo largo de todo el día.

La llamada del moacín

Desde hacía unos días que a eso de las diez de la noche salía a la terraza y oía un canto lejano que le recordaba a la llamada del moacín: “Allaaaaaaaaahu Akbar”. Suponía que, como estaban ya en el Ramadán ( este año en pleno agosto) sería algún musulmán que celebraba la caída del sol y daba gracias a Alá por todo lo que ya le era permitido comer y beber.
            Esa llamada siempre le había parecido hermosa. La primera vez que la oyó fue en Marruecos y la última, en Turquía, hacía ya nueve años. El paso del tiempo había convertido aquel viaje salpicado de momentos opresivos (era un viaje organizado; uno y no más) en un recuerdo dulce y plácido. Había olvidado todo lo que no cumplió sus expectativas y su mente saboreaba sensaciones como tocar las milenarias columnas de Santa Sofía, oler las ciudades cristianas subterráneas de Capadocia, comer un bocadillo de sardinas en un barco del puerto de Estambul, inundar los ojos con los colores y brillos del Gran Bazar y el despertar cada noche a las cinco de la mañana con la voz del moacín llamando a la oración. Despertaba, sonreía al oírlo como entre brumas y se volvía a dormir. El canto del moacín y campanas: dos sonidos que la relajaban, abrían un paréntesis en su mente y le hacían soñar. Como estas noches de verano en su terraza: “Allaaaaaaahu Akbar”.
            Un día la llamada la pilló llegando a casa y como la sintió tan cerca decidió ir hacia ella. ¿Dónde estaría rezando? ¿En un balcón, en un rincón del parque, en un banco...? Apretaba el paso, intrigada, cada vez estaba más cerca. Por fin le iba a ver. Dobla la esquina. La voz sale de allí cerca. Hay una terraza de verano, es una pizzería. ¿Dónde está su musulmán orando? Ve algo detrás de una mesa. Su mirada ilusionada se apaga. Es un cantante callejero, con su guitarra, pidiendo unas monedas. Sigue siendo una voz que canta, pero no es lo mismo, no le hace soñar, no es la magia de una oración. No es su trocito de Turquía.
            Se da la vuelta con los ojos llorosos, sintiéndose ridícula. Llega a casa y sale a la terraza. Está triste. Ve una estrella fugaz y sonríe. Y sucede algo extraño. A esas horas de la noche empiezan a sonar las campanas de una iglesia cercana. Y ella, perpleja y alegre, murmura: “Allaaaaaaahu Akbar”.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Infusión Gingté verde - Cuento "La carne es débil"

El gingté verde es una mezcla tonificante que contiene corteza de limón y extracto de gingsen coreano. Esta raíz es de las plantas que mantienen el equilibrio yin/yang. La infusión tiene un color amarillo brillante, algo turbio. Aroma cítrico y seco. Su sabor es cítrico con un toque amargo del gingsen. Se recomienda consumirlo por la tarde.

La carne es débil

Está muy nerviosa. Sabe que lo que va a hacer no está bien, es absolutamente contrario a sus principios. Pero no puede más. Necesita hacerlo. Ya mismo. Como no puede arriesgarse a que nadie la vea se irá lejos de su barrio. Cierra la puerta de casa. “No me puedo creer que vaya a hacerlo”. Baja las escaleras  precipitadamente. “¿A dar un paseíto?”, pregunta el portero. “Sí, un paseíto”.
  En el metro cree que todos la miran. “Tendría que haber ido en autobús, que vamos todos mirando hacia delante”. Teme que puedan adivinar lo que va a hacer. “¡Qué importa lo que crean! No me conocen, no saben nada de mí! Vamos, respira, que eres instructora de yoga; un pranayama te calma y pone tu mente en otra cosa”. Así que el resto del viaje se concentra en respirar por el orificio izquierdo de su nariz. Y su mantra favorito: Sat, al inspirar, nam, al espirar. Y así el viaje se le pasa en un santiamén.
            Cuando sale del metro ya ha oscurecido. Le suenan las tripas de hambre. Lleva tres días ayunando. Mira a su alrededor. Allí está su destino, apenas 500 metros. “Dioses, perdonad mi debilidad”. Sin pensarlo más echa a andar. Entra. No hay mucha gente, es martes. Traga saliva y va al mostrador.

-         “Una doble cheeseburger con patatas.”

-         “¿Y para beber?”

Coge aire y oye un trueno acusador en su cabeza. Pero ya no hay marcha atrás.

            - “Una coca-cola”.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Infusión Flor de naranjo oolong - Cuento "Soy abuela"

La mezcla Flor de naranjo oolong es ideal para los paladares que buscan un sabor muy aromático y de intenso perfume. Las flores de azahar tienen un efecto  ligeramente sedante. Su color es ámbar, resina. Su aroma, cítrico suave. Sabor liso con un toque cítrico más que floral. Astringencia moderada. Se recomienda su consumo por las tardes.

Soy abuela. Tengo tres nietos. Lo que pasa es que es bastante diferente a como yo lo había imaginado. Una hace sus cábalas y luego la vida te  lleva por donde le da la real gana. Pero es que esto es muy, muy distinto a cualquier idea que hubiera podido tener. Y no me quejo, que podría ser peor, que sé de cada caso que... Pero basta ya, que me enrollo como las persianas. Es que yo estoy muerta. Y mis tres nietos nacieron después de morirme. ¿A que es descorazonador? Como suelo decir, es una auténtica putada, con perdón. Ahora ya no estoy enfadada, pero al principio podría haber provocado un tsunami con toda esta rabia (espera, a lo mejor lo hice y todo, ¡jesús!). Yo muerta, mis nietos que iban llegando y yo sólo quería estar pegada a ellos, empaparlos de besos pringosos, achucharlos, tenerlos en brazos horas y horas. Y no podía, siendo lo que sea que soy ahora, no podía. Era como pretender tocar la luna sin ni siquiera tener manos para intentarlo.
            Ahora he aprendido a relacionarme con ellos. Les hablo y creo que a veces me oyen porque se ríen de repente y echan a correr como si quisieran jugar al pilla-pilla conmigo. Otras veces pienso en una canción y acaban cantándola y bailo con ellos. Juraría que se dan cuenta porque empiezan a cantar más deprisa para que yo también acelere mi danza. Pero yo no me canso, claro. Alguna ventaja debía tener. Hay días que preguntan por mí al ver las fotos y vibro toda de pura alegría. Cuando les cuesta dormirse, soplo detrás de sus orejitas, muy suave, y algo de mi aliento les llega porque sus cuerpecitos se relajan, respiran profundo y se duermen. Y lo mejor es cuando sueñan conmigo. Entonces sí que me alegro de ser este tipo de abuela porque nada nos separa, nos miramos a los ojos con esa mirada de otro mundo, y todo es posible.
            Sí, soy abuela y tengo tres nietos.

sábado, 6 de agosto de 2011

Infusión Indian Chai - Cuento "Etel"

Indian Chai es una mezcla hecha con canela, jengibre, clavo y cardamomo. Reproduce el esquema del famoso “chai”,  procedente del norte de la India. Se puede tomar solo o para aromatizar cualquier té de origen. Destaca el efecto energizante. Su color es anaranjado. Aroma especiado, picante, destacando la canela y el jengibre. En su sabor domina la canela, perfumada por el clavo, el jengibre y el cardamomo,  en ese orden. Puede tomarse a lo largo de todo el día.

Etel


¡Casi se pasa de estación! Estaba cansada, no había dormido bien, le quedaban varias paradas de metro y había cerrado los ojos sólo un momentito, de verdad, sólo unos segundos, y cuando los abrió pensando que podría volver a cerrarlos un rato más... ¡ahí estaba su parada! Sólo imaginar que tendría que haber dado la vuelta... ¡Qué pereza! Al menos el susto sirvió para despertarla del todo. Y aunque, sí,  estaba remolona, le apetecía mucho ver a su amiga y a su hijo. La vida es caprichosa. Hacía tiempo que se llamaban de tarde en tarde, se veían más de tarde en tarde aún y, de repente, coinciden en unas clases de yoga y se vuelven casi inseparables. Sin darse cuenta sus vidas empezaron a andar un mismo camino. Y cuando su amiga fue mamá volvió a ser complicado verse, pero robaban ratos para seguir andando juntas ese camino de alguna manera.
El niño era adorable. Le encantaba estar con él, abrazarle, cantarle, besarle, mirarle correr con ese trotecillo cascabelero. Pero cuando su amiga le propuso cuidarlo de vez en cuando pensó que le haría daño. Sí, creía que cuidar de un niño ajeno cuando ansiaba tener los propios sería incómodo, incluso, sí, doloroso. El primer día el niño la miró en silencio y se agarró fuerte a su madre. “Empezamos bien”, pensó. Pero luego el niño sonrió y se dejó acariciar y sin saber cómo ya estaban dibujando juntos.
Últimamente se atrevía a pensar que era un poquito mamá para él. Le había enseñado cosas asombrosas como acariciar a los demás, cantar algún mantra e incluso decir su nombre. Esther. Aunque él decía “Etel”. ¿Cómo no sentirse mamá cuando él decía “Etel”?
Ya estaba llegando, doblar la esquina y... ¿Una ambulancia? ¡Le daban escalofríos! Estaba justo frente al portal de su amiga. Se le aceleró el pulso. “Calma, no pienses tonterías. ¿Qué puede haber pasado?” Sube y casi se desmaya al ver abierta la puerta de su amiga y una camilla saliendo. “¡Por dios, que no sea el niño, que no sea el niño! ¡Que esté bien, dios, dios, dios!”
Abre los ojos. Se ha pasado por lo menos siete paradas. Nunca se había alegrado tanto. Encantadísima dará la vuelta, sin pereza. Encantadísima. Su niño la espera.

martes, 2 de agosto de 2011

Infusión Bayas del duende - Cuento "Aventure"

Bayas del duende es una infusión caprichosa, agradable y fresca. El contraste entre la frambuesa y la zarzamora con la menta es exquisito. Tiene un efecto digestivo y relajante. Su color es rojo suave, pomelo rosa. Su aroma y sabor, a frutas del bosque con un toque de menta refrescante. Se puede tomar a lo largo de todo el día.

¿Me está mirando a mí? Lleva gafas de sol y no le veo los ojos pero todo su cuerpo me mira. A lo mejor es a alguien de atrás. A ver. No creo, sólo hay señoras mayores. Debe de estar mirándome a mí. La verdad es que hoy tengo el guapo subido. He recuperado una barra de labios que tenía por perdida, mi barra de Chanel, Aventure; ese rojo discreto, tan elegante. Y este vestido me favorece, con su escote en V, color... ¿hueso?, ¿arena? Mamá sabría el nombre exacto de este color. El caso es que me sienta de muerte. Y huelo a Eau de Rochas, regalo del último cumple, que no es exactamente mi olor, pero me hace sentir bien. ¡Qué guapo es! ¿Tendrá  también el guapo subido o es así todos los días? ¿Le digo algo? Se está moviendo, ¡se levanta! A mí me quedan varias paradas. ¿Qué hago? ¿Me bajo? ¿Estoy loca o qué? Pero es que me mira de una forma... Vamos, no le veo los ojos, pero es que me come, lo noto. Seguro que si pudiera me olería el escote, o acariciaría mi pelo. O besaría mis labios rojos Chanel Aventure. Yo sí. Yo le besaría. ¡Ya está en la puerta! Y la parada, pasado este semáforo. Pues allá que voy. ¡Dios, qué bien huele! Estoy tan cerca de él que se me han puesto los pelos de punta, noto latidos en la cabeza, hasta en la boca. ¿Me bajo o no? Es que voy a llegar tarde, voy a ... ¡¡¡Me acaba de besar en la boca!!!
            “No hace falta que bajes, ahora te hago una perdida y te quedas con mi número. Y sí, tienes el guapo subido, muy subido.”
            Se abren la puertas y él baja. Ella, petrificada, con el beso pegado en los labios, sabor “aventure”. Arranca el autobús. A los pocos segundos suena su teléfono pero se corta en seguida. Un número que no conoce. Ahí está su llamada perdida.